Soy Joaquín y soy
sacerdote de la Iglesia Católica. Me dirijo a ti de esta manera porque siento
un profundo respeto por los ideales que defiendes y proclamas abiertamente.
De hecho, veo con frecuencia El Intermedio y he comprado uno de tus
libros. Me siento identificado en gran parte por lo que expresas y aquello
por lo que luchas. Lo haces, junto a Dani Mateo y el resto del equipo, desde el
humor y te lo agradezco porque es una bocanada de aire fresco.
Siento mucho la
denuncia que os ha interpuesto la Asociación para la Defensa del Valle de los
Caídos con motivo del chiste sobre la Cruz de los Caídos. Y lamento que haya
sido admitida a trámite. Puedo entender que haya chistes que no gusten o
molesten. O que una persona se sienta enfadada y hasta lo repudie, pero ya
está.
Os vi a ti y a
Dani Mateo en una entrevista sobre esta y otras cuestiones y te
preguntabas qué era eso de ofender el sentimiento religioso. Te voy a contar lo que es para mí y para los grupos con
los que me muevo el sentimiento religioso. Para mí es el dolor y el sufrimiento
que nace, en mi caso personal, de mi fe en Jesús de Nazaret. Pero creo que la
mejor forma de explicar lo que considero que es el sentimiento religioso es
expresándolo en las siguientes realidades:
La guerra es una de
las mayores ofensas contra el sentimiento religioso. Las guerras, todas
provocadas por ese intento cruel de apoderarse de los recursos naturales o por
estrategias geopolíticas. Aún recuerdo escuchar en plena guerra de
Irak decir a uno de los tertulianos de Cope que por qué debíamos sentirnos
mal por la guerra, si, en efecto, era petróleo por sangre. Tuve que apagar la
radio. Eso es una ofensa al sentimiento religioso.
La vida de las
personas parece no tener valor cuando la apropiación de las riquezas está
de por medio. La muerte de niños y niñas, el desgarro de los padres al ver
a sus hijos gritar de dolor porque están heridos y no tienen posibilidad de
asistencia sanitaria… padres que se ven obligados a que alguien ponga una
almohada a sus hijos y los ahogue para que sus vidas se apaguen y dejen de
sufrir. Las guerras, ¡las malditas guerras!, son una ofensa contra el
sentimiento religioso.
La guerra es una de las mayores ofensas contra el
sentimiento religioso
Cada día mueren unas
100.000 personas de hambre, una gran parte niños y niñas. Es otra de las
grandes ofensas contra el sentimiento religioso. La pobreza, la exclusión, la
desigualdad, la marginación son ofensas contra el sentimiento religioso. Estos
días hemos sabido que el 28% de la población española está en riesgo de exclusión social,
según el informe del INE sobre “Las condiciones de vida en España”.
La corrupción
política, los engaños, las mentiras, las manipulaciones son una ofensa contra
el sentimiento religioso.
La tortura, la
violencia, las desapariciones, los golpes de estado que derrocan la libertad de
los pueblos son una ofensa contra el sentimiento religioso.
Que se impida buscar
a las personas que murieron en la Guerra Civil y están enterradas en las
cunetas para darles una sepultura digna y que su familia pueda
descansar es una ofensa contra el sentimiento religioso. La propia
existencia del Valle de los Caídos es una ofensa contra el sentimiento
religioso, debiera transformarse en un lugar para la paz. Me duele muchísimo
pensar que muchos obispos animaron a los militares a dar un golpe de Estado que
dio lugar a la Guerra Civil.
Atacar a los gais,
lesbianas, transexuales y bisexuales, menospreciarlos y humillarlos, en algunos
países incluso son ejecutados, es un atentado contra el sentimiento religioso.
Cuando gran parte de la jerarquía de la Iglesia ataca la dignidad de este
colectivo atenta contra el sentimiento religioso.
La existencia de
refugiados y desplazados, que sigan muriendo personas en su éxodo por guerras,
hambre, persecución… es un ofensa contra el sentimiento religioso.
Podría
nombrar más realidades, pero creo que se puede entender lo que para mí y
otras personas es el sentimiento religioso y lo que es su utilización y
manipulación para justificar el odio y el poder.
Te quería agradecer
que, en cierta ocasión, cuando entregamos una carta en Murcia a todas las
entidades financieras de Murcia titulada “En el nombre de Dios ¡Basta
Ya de Desahuciar a las Familias!”, os hicierais eco de la noticia.
Sandra Sabatés leyó la carta entera como primera noticia del programa, mientras
tú hacías los correspondientes comentarios humorísticos. Por cierto, tengo
hipoteca.
Me despido. Quiero
animarte y animaros a seguir en esta línea tan necesaria cuando el miedo y la
mentira han entrado de lleno en la sociedad y en el mundo periodístico.
Un abrazo.
Joaquín Sánchez, 'el cura de la PAH'
No hay comentarios:
Publicar un comentario